Para todos aquellos curiosos a los que les gustan las historias y conocer gente, os traigo una entrevista que os va a gustar, tanto o más como me gustó a mí hacerla.
Os presento a Celia, una abuela nacida en Toledo, con 70 años de historia en Vallecas y gran apasionada del baile. ¿Estáis preparados? Sus respuestas no tienen desperdicio 👇
AUA: Vamos a empezar con tu niñez. ¿Hay algo que nos quieras contar de tu infancia?
Celia: Cuando yo nací era rubia, con los ojos azules y tan fea que me querían tirar a un tejado (risas). Mi madre tuvo siete hijos y yo vine detrás de unas mellizas justo cuando no quería más niños. Fui al colegio hasta los nueve años y, cuando ella murió, tuvimos que venir a Madrid desde Toledo con mi padre y mis hermanos.
La verdad es que he tenido poca infancia porque a los once años empecé a trabajar cuidando niños, aunque con esa edad yo seguía siendo una cría y me dedicaba a jugar con ellos. Más adelante trabajé en muchas cosas: fábricas, mercados, heladerías…
AUA: Cuéntanos sobre tu primer amor. ¿Quién fue?
Celia: Mi primer amor fue mi marido, Aurelio Sánchez. Le conocí con 23 años en las fiestas del Carmen de Vallecas. Yo estaba por allí danzando, como siempre, y él me sacó a bailar en una canción lenta. No paraban de sonar algunas que a mí no me gustaban, así que él esperó. Entonces bailé con él a partir de la tercera canción y, desde aquel momento, estuvimos juntos toda la noche. Me acompañó a mi casa y al día siguiente volvimos a las fiestas. Después de todo, fuimos novios, nos casamos y tuvimos dos hijos. Él siempre me pareció una buena persona y muy trabajador. Un hombre bastante apañado, aunque discutimos mucho ya que él era Tauro como yo (risas).
AUA: Estoy segura de que tienes pretendientes: ¿hay alguno que te llame la atención?
Celia: ¡Tengo algunos! Me da un poco de vergüenza decir estas cosas. Tengo un amigo con el que tengo buen rollo pero solo nos hemos dado el codo (risas). Yo tampoco estoy preparada para convivir con nadie, pero me gusta mucho conocer gente ya que siempre me he dedicado a la venta, por lo que soy bastante sociable.
AUA: Echamos la vista atrás unos cuantos meses… abril, para ser más concretos. Me parece que unas chicas te hicieron una sorpresa muy especial por tu cumpleaños. ¡Cuéntanos!
Celia: Yo iba a bailar todos los días con mis amigas al centro de mayores, y con el confinamiento me mandaron a casa, por lo que me quedé sola. Mis hijos solamente me podían dejar la comida en el ascensor y, claro, yo no salía ni a hacer la compra. Dos chicas jóvenes que son mis vecinas salían por mí y les comenté que mi cumpleaños era el 22 de abril. Así que cuando llegó mi día, me cantaron el Cumpleaños feliz y vinieron con una tarta con vela, y me emocionó bastante.
AUA: Sé que te gusta viajar, ¿cuál es el viaje más lejano que hiciste?
Celia: Cuando yo era joven, tenía una amiga muy guapa que vivía en Suiza. Aunque perdimos el contacto, retomé la relación gracias a su hermana. Entonces ella me dijo que fuera a visitarla y, sinceramente, fue el viaje de mi vida. ¡Ay, tengo una anécdota muy graciosa del avión! Como a mi marido le daba miedo volar, me fui sola, a pesar de que me esperaban cinco personas en Suiza. Pues resulta que me vino un azafato y se puso a mi lado a enseñarme vídeos de otros viajes hasta que me dijo “Celia, ¿quieres ir a ver la cabina del piloto?” y, ¡por supuesto fui! Cuando llegué, lo primero que vi fue a dos señores que no tocaban el volante y el avión iba solo. Entonces me asusté porque estábamos frente a un precipicio.
Cuando llegué a Suiza, me quedé en el chalet de mi amiga y la verdad que me lo pasé genial: me llevó a un baile en el que tocaron los músicos para mí, me regaló un reloj suizo y me llenó la maleta de chocolates.
AUA: Si tuvieras que definirte con una palabra, ¿cuál sería y por qué?
Celia: Pues tengo varias palabras ya que soy una persona antiviolencia total, bastante recta y no me gustan las ilegalidades.
AUA: ¿Qué te animó a apuntarte al programa de Adopta Un Abuelo?
Celia: Pues yo lo leí en algún periódico y aparecía un teléfono para la gente mayor. Enseguida me metí a informarme y llamé. Yo necesito a alguien con quien hablar y con quien dialogar. Rápidamente el equipo de Adopta Un Abuelo me puso con un voluntario y no puedo decir nada negativo. ¡Se lo he dicho hasta a mi hermana que tengo en Estepona para que se apunte! El programa da mucha vida…
AUA: ¿Qué es lo que más te gusta de Adopta Un Abuelo?
Celia: Pues las personas que llaman (los voluntarios). Son gente muy educada, encantadora y muy sencilla. Hablas con ellas y te abres muy bien para charlar de absolutamente todo.
AUA: ¿Cómo es la relación con tus voluntarios y qué beneficios ha aportado en ti el acompañamiento que te ha dado?
Celia: Tengo amigos ya para siempre. Hay una chica que es para mí como una hija. Hemos aprendido la una de la otra; de ella su alegría y ella de mí mis consejos para su vida diaria ya que nunca ‘me he salido del tiesto’ ni he hecho cosas malas.
AUA: Para terminar, ¿qué consejo le darías a alguien como yo?
Celia: Pues mira, soy una persona que no me gusta depender de nadie. Si alguna vez tienes un marido o un acompañante para toda la vida, yo te aconsejaría que tuvieras tu propia libertad, tus propios gustos y tus propias ideas. Para mí es esencial. Que nadie te imponga tus condiciones. Soy muy igualitaria y he tenido la suerte de tener un marido ejemplar.
No cabe duda de que Celia es una mujer con numerosas historias que nos ha contado. Además de todo esto, a veces saca tiempo para escribir sus propios poemas 😍
Como Celia, muchísimos abuelos tienen infinidad de memorias que contar y necesitan de ti y de tu compañía para crear nuevos momentos juntos que seguro que aportarán grandes emociones a tu vida 💙 ¡Haz click AQUÍ para empezar con la experiencia!